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Presentación

martes, 5 de mayo de 2015

Si, ya sé que este año los he agobiado con algunas ideas que se quedaron en la nada ('Contra-adixiones', 'Pablito Wil Songs'). Pero creo que por fin, he encontrado algo que pienso hacer por mucho tiempo, que por fin he encontrado algo en lo que creo ser realmente bueno, algo que refleja el costado más sincero de mi. Y es por eso, que a partir de ahora, concentraré mi tiempo (o parte de este) en escribir columnas sobre mis defectos literarios; o no, más bien sobre mis falencias literarias. Sobre todo lo que no sé y lo que no sé que no sé. Por eso, este blog se llamará 'Aprehendiendo, ¡a escribir!' y será precisamente eso, un testimonio –ojala fiel– de mi paso por convertirme en alguien que escribe, y una motivación por el 'aprehendizaje' y la necesidad inquieta de estar todo el tiempo escupiendo palabras en espera de que algún día estas sirvan de algo. Adivinaron, www.aprendiendoaescribir.blogspot.com era un dominio ya ocupado, por eso el título del blog es –ahora– un juego de palabras.

Pero antes de continuar presentándoles la idea de este blog, me gustaría contarles algo, y ese algo es que aunque a quienes me leen en Facebook (mis amigos, mi familia, alguno que otro seguidor de mi trabajo) les cueste creerlo, estoy aprendiendo a valorar –y a atesorar– el silencio. Cada vez valoro más el reconocimiento de la ignorancia, del desconocimiento. Cada vez valoro más el tiempo lejos de aquel pulpo blanqui-azul, ese que en mi 'perfil' ya suma casi 5.000 tentáculos. Tentáculos que dicen “hola Pablito”, “parcero pillese mi banda”, “pibe, ¿cómo van las cosas en Bogotá?”, “cuándo viene”. Tentáculos laborales y afectivos de los que es bueno despegarse a ratos, y más, cuando a uno se le complica tanto eso que llaman disciplina, sobre todo a la hora de hacer los quehaceres personales. Ante todo eso pienso que tal vez apagar redes sociales sería una opción acertada. Sobre todo si tengo en cuenta que mi decisión de no opinar, no meterme y valorar el silencio; se va al divino carajo cada que veo un uribista que ignora crímenes de paramilitares, cada que veo a un vegetariano queriendo hacernos sentir como neardentales, cada que veo a Cristina Kirchner queriendo dar presentación a lo impresentable. Pero acá sigo, diciéndome a mi mismo que a veces es mejor no decir nada.

Creo que aprender a escribir es también un reconocimiento de los aciertos, y creo también, que algunos debo tener acumulados en esta etapa de mi vida. Así que este será también, un espacio para decirles a los chicos que recién comienzan y me piden consejos, cosas como que aunque la busqueda del estilo es un laburo esquivo y constante, siempre deben querer ser ellos mismos y –por lo menos intentar– evitar todo lo que parezca copia. Para decirles a esos chicos lo pelotudos que se ven cuando le preguntan a una banda cómo se llama su último disco, o a un escritor extranjero si le gusta la bandeja paisa. O incluso, que a veces las mejores preguntas salen de los datos más triviales. Porque allí en esa pregunta que los demás hicieron hasta el hartazgo, quizás haya alguna historia que nadie ha encontrado; o mejor aún, una historia que muchos quisieron contar y no encontraron cómo hacerlo.

Así que sean bienvenidos a este arrebato de ego llamado 'Aprehendiendo, ¡a escribir!'. Un lugar que espero les sirva para aprender qué es lo que se hace y lo que no se hace en el mundo de la escritura. Un lugar que construiré de a poquitos, y no porque sea experto en lo que hablo, sino porque comprendí que al igual que muchos otros, tengo algo que contar.

Y mucho por mejorar.

Por eso escribo, por eso escribo acá. En un blog que seguramente parecerá una burda copia de las columnas que hace Leila Guerriero, en un blog que –espero– algún día encuentre un estilo; o que al menos, sirva para algo. Me sirva para algo, les sirva para algo.

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